Es un conjunto de enfermedades que afectan al nervio óptico, encargado de llevar al cerebro las imágenes que uno ve. Es una condición en la que la vista que el paciente va perdiendo no puede volver a recuperarse, pero el deterioro sí puede pararse.
Si no se trata a tiempo, esta condición puede llevar a la ceguera. En México es la segunda causa de ceguera, después de la retinopatía diabética. Los dos factores clave para el desarrollo del glaucoma son una elevada presión en el interior del ojo y cambios en la calidad del nervio óptico. Generalmente se presenta sin síntomas y a cualquier edad (aunque es más común en personas mayores de 40 años) por lo que es recomendable hacerse una revisión oftalmológica de manera regular.
El nervio óptico es el encargado de llevar la información captada por el ojo hasta el cerebro, en donde se transforma en imágenes. Está formado por un millón y medio de fibras nerviosas. Cuando aumenta la presión en el ojo las fibras nerviosas van muriendo.
Al principio la muerte de fibras no provoca síntomas, pero a partir de cierto punto el paciente nota que su visión comienza a perderse, empezando por la periferia. Cuando esto ocurre es signo de que el glaucoma ya está avanzado y ha causado daños graves al nervio óptico.
Existen muchos tipos de glaucoma, pero los más importantes son los siguientes:
El ojo tiene mecanismos para renovar los líquidos presentes en su interior. El glaucoma de ángulo abierto aparece cuando el ojo produce más líquido del que es capaz de desechar, generando un aumento de presión que terminará por dañar al nervio óptico. Este proceso es lento e irreversible y no produce síntomas.
Este es el tipo más común de glaucoma en nuestro país: aproximadamente 3 de cada 4 casos de glaucoma son de ángulo abierto.
Es más probable que afecte a personas con padres o abuelos que lo hayan tenido, ya que tiende a ser hereditario.
El tratamiento más común es a través de gotas para los ojos que disminuyen la presión. Si éstas no son suficientes para bajar la presión hasta niveles aceptables, se puede realizar una cirugía con un tipo de láser llamado Yag, para abrir los canales por los que sale el líquido. En casos más complejos se llevan a cabo otras cirugías para regular el desecho de líquidos.
Ocurre cuando los canales de desecho de los líquidos del ojo se cierran repentinamente. En estos casos el daño es muy rápido y se consideran emergencias que deben atenderse de inmediato, ya que van deteriorando la vista hasta causar la ceguera en cuestión de días.
Los síntomas son náuseas y vómito, dolor muy intenso y dilatación de la pupila del ojo con el problema (que es fácil de detectar comparándola con la pupila del otro ojo). Ocurre con más frecuencia en personas mayores de 50 años, y en quienes tienen altos niveles de estrés o antecedentes familiares de la enfermedad. Es común que el glaucoma de ángulo cerrado se presente en la noche, mientras el paciente duerme.
Si tiene los síntomas descritos venga al instituto de inmediato, en donde le administraremos medicamentos en el ojo o por vía intravenosa y, si es necesario, le realizaremos una cirugía para bajar la presión ocular y rescatar su vista.
Además de los descritos, existen los asociados a la diabetes, que producen un crecimiento en los vasos sanguíneos (pequeñas venas) que irrigan de sangre a la retina. En estos casos los vasos se multiplican hasta el punto de cerrar los canales por los que se drenan los líquidos del ojo, o uno de los vasos se rompe y llena de sangre el vítreo aumentando la presión.
También está el glaucoma pigmentario, que ocurre cuando las células que dan color al iris comienzan a desecharse más rápido de lo normal tapando los canales por el que salen los líquidos del ojo.
Mención aparte merece el glaucoma congénito, que se presenta al nacer. Dado que afecta a bebés, estos son los únicos casos que canalizamos a otras instituciones especializadas en ellos.
En total hay más de cien tipos de glaucoma. Aquí se expusieron sólo los más comunes, pero damos atención a todos, con la excepción ya mencionada del congénito.
Le damos el diagnóstico preciso de su condición de salud visual en su primera consulta, por un solo precio: $800 pesos, que cubre atención inicial; consulta con un alto especialista (si su caso lo requiere, sin cargo adicional alguno) y los estudios necesarios (que se cobran aparte).
Si su caso lo necesita, le realizaremos un procedimiento (que puede ser una cirugía o una sesión de láser) en la fecha que usted defina. Garantizamos todos nuestros tratamientos por 2 meses, durante los cuales el Instituto atenderá cualquier complicación sin costo para usted por concepto de nuevas consultas o cirugías (no incluye el costo de los medicamentos).
Al día siguiente le haremos una breve revisión postoperatoria sin cargo alguno. Las siguientes revisiones tampoco tienen costo por un periodo de 2 meses. Si lo prefiere puede acudir con un oftalmólogo de su localidad para el seguimiento postoperatorio.
Los precios de nuestros procedimientos son menores al promedio cobrado en el país, incluyendo los ofrecidos por los hospitales de asistencia pública a las clases medias o superiores.